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MANOS DESIERTAS
Se agota la paleta de los sueños
cuando la realidad es una daga
y pierde su dominio la palabra
intentando cubrir crueles distancias.
Verle siempre la nuca al horizonte
desgasta las sandalias, los empeños
y el consuelo resulta insuficiente
si es que las manos lucen cual desiertos.
Las sombras cuando gimen son espinas
que saben maltratar viejas heridas
y el grito es un murmullo que se pierde
entre las hondas grietas del absurdo.
CRONICA
No sabes cuántas veces
he dejado mis ojos
aleteando en tus hombros.
Cuántas noches gasté
sembrando con tu nombre
el jardín de la espera.
A orillas del silencio
un desierto sabor
ocupó cada instante,
mientras crecía la escarcha
al pie de alguna estrella
que mis ojos miraban.
En una vasta ronda
de preguntas sin eco
el fuego se consume.
Las manos en voz baja
hacen trazo a la sombra,
desnudo y sin destino.
TU VOZ, AUSTRAL
Tu voz puede volar
perfumada por rubias
resinas de algún pino,
permanente habitante
de nevadas laderas.
Puede tener colores
tomados de la tierra,
desde la cima al llano,
infinitas las huellas.
O empaparse de yodo
con la espuma marina.
Rumores de rompiente,
arena, acantilados,
caracol y gaviota.
Puede llevar la calma
del río entre los sauces,
canoa pescadora,
junqueros y acordeones.
O tener el empuje
de las aguas que saltan
con su juego de siglos
arpegios en cascada.
Puede vestir el humo
de la melancolía,
que humedece el cemento
urbano, solitario
entre miles de pasos.
O entibiarse al abrigo
de unos marlos ardiendo,
luminaria menuda
en la falda de un cerro.
Puede hablar de la historia
cercana, aún humeante
y buscar horizontes
que otros ojos ignoran.
Tu voz, Austral, encuentra
matices donde mire,
silencios donde escuche
y miles de palomas
posadas en tus manos.
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ERA UN DIA COMUN
Era un día común,
una tarde habitual.
Nada diferenciaba
a la gente y sus pasos,
casuales pasajeros
de un paisaje espontáneo.
Fue todo insospechado.
Sin nubes que avisaran,
interminables truenos
quebraron las miradas,
hostigaron las almas
y astillaron cristales.
Uno de ellos dejó
el llanto de una rosa
en la vereda.
TINIEBLAS
Hace días que la veo
asomar sin tantas ganas
con un manto de tinieblas
envolviéndole la cara.
Puede ser que sienta frío
viendo a sus pies, como el mundo
parece querer caer
al vacío más profundo.
DE JULIO, UNA MAÑANA
Amanecieron mudas.
Baldosas con listones
gastados por el paso
tenaz de la rutina.
El día luce frío.
Apenas unas hojas
-tardías en su otoño-
y dos pardos gorriones
procurando sustento.
El sol sigue durmiendo
ajeno a los ladridos
del perro que madruga.
Van mis pasos de siempre,
sin brújula ni estrellas.
Soy tan sólo un paisaje
minúsculo del mundo.
COSAS SUELTAS
I
Cuando una copla no tiene
corazón donde anidar,
mejor dejarla que duerma
y olvidarse de cantar.
II
Mi infancia pintó los sueños
más bellos que haya tenido,
algunos supieron ser
otros fueron al olvido.
III
El amor, cual porcelana,
puede arreglar su rotura
pero a poco de mirar
la marca siempre perdura.
IV
No crecí cuando pasé
de primaria a bachiller,
tampoco a los dieciocho
cuando orondo me enrolé,
crecí luego de aprender
a decir me equivoqué.
V
El mundo no sería mundo
sin honestos y atorrantes.
No es que pretenda un lugar
utópico, en cada instante;
sólo quiero retornar
a la proporción de antes.
VI
Dijo un periódico
"Este paso en falso de Don Fulano
es un lunar para su trayectoria"
Pensaba yo en el lunar que luces:
es un paso que lleva a tu boca.
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